Dos veces al año tengo el honor de trabajar con un grupo (mayoritariamente hombres) de Holanda. Todos son altos cargos en multinacionales con equipos grandes. La intención es aprender a ser líderes desde un punto más compasivo y humano. El organizador, Dirk Van Raalte, me ha explicado que con tanta pelea, competividad y trabajo duro que tienen que hacer para llegar a los puestos altos, al llegar están con tanto estrés y han tenido que esforzarse tanto, que su nivel de auto compasión es casi inexistente. Como sabemos los yoguis, si uno no practica algo internamente es imposible radiarlo fuera. Esta exigencia, que les sirve en momentos puntuales, acaba siendo un obstáculo más que un apoyo. Vienen 1 vez al año para participar en una semana de técnicas de liderazgo mezclado con ciclismo. El ciclismo en equipo sirve como espejo para ver sus tendencias, hábitos y comprobar si les funcionan como prácticas en su posiciones como líderes. Hay otra actividades para verse y conectar con la mejor manera de comunicar, ser, gestionarse. Una de ellas es una sesión de Yin yoga y consciencia somática y respiratoria conmigo.
Crear espacio, escuchar, responder en vez de reaccionar, calma y relajación en momentos intensos, consciencia de experiencia interna y relación más intima con todo su cuerpo a través del flow en vez de forzar.
Siempre tengo ganas a hablar y conocerles después de la clase, para saber cómo han recibido la experiencia y qué resonancia ha tenido para ellos. Sin embargo al ver los ojos más abiertos, su ritmo de andar y hablar más alentados y sus espaldas más estiradas me quedo contenta porque he facilitado algún transformación. Y espero que cuando vuelvan a sus equipos guarden un poco de espacio para ellos, para aportar valores humanos por encima de económicos a sus equipos.