Hace poco, hablando con un alumno, Yumar, de 23 años y body surfer isletero, ex luchador de Lucha Canaria y patrón de barcos, me explicó su sensación física anterior, cuando iba al gimnasio y hacía pesas. Me dijo que tenía la sensación de tener un escudo en el músculo, que este formaba una barrera entre él y el mundo. A la vez se sentía protegido y totalmente desconectado. Se sentía denso, cansado, y sin fuerza. Hace un año empezó a practicar yoga con Jose Barbuzano y yo en Pure Yoga, y ahora se siente fuerte, vivo, conectado y ligero. Siente su energía vital. Tiene ganas a explorar su interior y desarrollar la alegría que la práctica le facilita.
Cuando le ajusto en savasana veo el movimiento de la energía (prana) por su cuerpo, no hay bloqueos. Las aperturas de pecho y extensiones hacia atrás le costaron muchísimo, por un desarrollo desequilibrado de los pectorales y abdominales superficiales que ya ¡casi no existen! Él ha aprendido a suavizar, al entrar en un puente, lo hace con elegancia, conciencia y con el esfuerzo justo, ese es su flow, con 23 años, no está limitado por la cabeza, está totalmente abierto y conectado a su cuerpo, y su corazón plenamente incluido. Bellísimo.
Ya empieza con ganas a meditar y a gestionar aun más su relación con su consciencia. Es una evolución interna.
Por cierto, estamos todos encantados con el Dharma Wheel.
Hay tantas luchas, internas y externas sin sentido… a fluir.