Mi trabajo es un lujo, tengo la suerte de participar en procesos de personas que se abren, fluyen, conectan y sanean.
Dunia es una de mis alumnas con quien me siento muy conectada y muy humana.
Cuando la conocí veía una fuerza (Dunia es fuego), y un poder que daba respeto, como mínimo. Siempre me han gustado las mujeres fuertes. Dunia es piloto y llevaba mucho tiempo con dolor de espalda que incluso podía llegar a inmovilizarla en cualquier momento. Tenía el corazón bastante escondido y protegido, y la mente agitada con juicos y memorias del pasado, como casi todos en momentos de la vida. ¿Pero que pasaría si quitáramos todo el ruido y el miedo?
Entró en el mundo del yoga, como muchos, a través de lo físico, o la práctica de asana. Sin embargo, su proceso desde mi punto de vista ha florecido.
Después de curarse de su espalda (con ayuda de fisioterapeutas) pero básicamente a través de cambiar su perspectiva, la presión interna y su nivel de consciencia postural y emocional. Ya se sienta en el avión con la espalda tan recta como cuando nos sentamos al final en loto y con la misma calidad de respiración.
Empieza a explorar la nutrición, descubre que tenía intolerancias que lleva años aguantando sin saber lo que eran. El camino hacia auto cuidarse, desde dentro hacia fuera es un camino espiritual porque está basado en el amor. Mientras está cambiando esa relación interna su perspectiva externa se transforma.
Llegó la claridad y se cuida a ella antes que a otros, no de una forma egoísta sino desde un punto equilibrado, muchas mujeres (también hombres) intentan cuidar a otros antes que a ellos y acaban desequilibrados. Se fijan en las sensaciones internas y escuchan su intuición.
Un día, estando tumbada en el sofá dice que sentía que no podía hacer tantas posturas como antes y que no estaba avanzando… Al hacer un recorrido de su proceso de self love and self care, creo que ha sido bastante avance.